Santa María, donde lo Natural y Sobrenatural se tocan profundamente

Hace apenas una semana regresamos con mi esposo Gustavo y nuestro hijo de la primera peregrinación a Santa María, Brasil, realizada por la Federación Apostólica de Familias del Movimiento de Schoenstatt del Paraguay, pero la verdad es que regresamos físicamente; nuestro espíritu sigue allá, el gozo sigue intacto, porque como dicen “el que va a Santa María, no vuelve igual”.

Había escuchado ese dicho hace unos años atrás, cuando apenas empezaba a empaparme del movimiento y enamorada de la Mater, decidí tomar el curso de tres días para ser misionera de la Campaña del Rosario. Por primera vez escuchaba en ese entonces del Santuario Tabor y de la Campaña del Rosario y por supuesto también de Don Joao Luiz Pozzobon.

Recibí mi Matercita, en la modalidad de “la vida que se inicia”, o la “blanquita”, como también la suelen llamar, empecé a misionar con ella, pero una cosa quedó pendiente en mi corazón, conocer Santa María y saber porque “de Santa María uno no vuelve igual”.

La oportunidad se presentó, nos inscribimos para el viaje, nos preparamos con entusiasmo, pero a medida que se aproximaba la fecha de partida, las contrariedades y dificultades de la vida diaria nos ponían barreras. Dejamos el viaje en manos de la Mater, si era nuestro tiempo de ir, las cosas se ordenarían al querer del Padre, pues bien, así fue, pudimos partir al destino, con algunas preocupaciones y pendientes, pero salimos.

Puedo dar testimonio de que desde el momento de abordar el ómnibus, se sintió el espíritu de peregrinación, hermanos unidos en Alianza que íbamos al encuentro de nuestra Madre.

Quisiera relatar paso a paso la peregrinación, pero me quedaría corta de palabras y tal vez la memoria me juegue una mala pasada, por lo que prefiero puntualizar este relato en seis aspectos que me tocaron intensamente y que me atrevo a relatar en plural, pues estoy segura que todos los peregrinantes compartimos el mismo sentir.

Sitio de martirio de San Roque González de Santa Cruz.
Sitio de martirio de San Roque González de Santa Cruz.

Los detalles

Dios se hace presente en nuestras vidas de diferentes maneras, en Schoenstatt hablamos de instrumentalidad, de causas segundas, pues bien, toda la organización del viaje, de la mano de Mirta y Julio Patiño y Kathia Monrreale, el Padre Martín Gomez y las hermanas del Centro Mariano de Santa María, nos regalaron suaves caricias de nuestro Padre Dios y de nuestra Matercita.

Cada detalle estaba tan orgánicamente preparado. Para cada lugar y cada momento tenían para nosotros, los peregrinos, un regalo único, que no solo era algo material y tangible, sino que eran tan oportunos, tan humanos, tan sencillos que llegaban al alma.

En el bus nos regalaron un repertorio de películas sobre la vida de Santos, que nos tocaron profundamente, compartimos varios Rosarios meditados y acompañados por canciones que nos elevaban.

El Centro Mariano, donde nos hospedamos, con su pulcritud y orden, invitaban a llevar una vida sencilla pero ordenada al querer de Dios.

La puntualidad y la organización con que cada visita fue planeada y guiada por la hermana, nos hicieron sentir hijos dilectos.

De estos detalles guardo esta reflexión, Dios Trino y la Mater se hacen presentes donde reina la armonía, el orden, la sencillez.

La pulcritud del Centro Mariano, la paz que se respiraba en ese lugar, me recordaron al alma de un penitente que acaba de recibir el perdón en el sacramento de la reconciliación, que queda limpia y pura.

Misa en el Ca´aro.
Misa en el Ca´aro.

Conocer el Ca’aro

Este fue un plus, un regalo extra, poco o nada sabía sobre este lugar santo, lugar del martirio de San Roque González de Santa Cruz, Juan del Castillo y Alfonso Rodriguez.

Llegamos bien temprano en la mañana del viernes luego de viajar toda la noche, la primera misa de la peregrinación la vivimos en el Santuario del Ca’aro.

Entregamos nuestros corazones en el lugar donde el fuego no pudo consumir el corazón del primer Santo Paraguayo. “Estamos pisando Tierra Santa”, fueron las palabras del Padre Martín.

El sacerdote encargado del lugar, con tanta amabilidad y sencillez nos recibió, su sonrisa y calidez nos hicieron sentir acogidos y amados.

Que regalo inesperado fue conocer el Ca’aro…gracias póstumas a nuestro querido Padre Antonio, por ser uno de los precursores para que éste justificado desvío en el camino al Tabor forme parte de la peregrinación… Padre Antonio, en ese lugar te dedicamos un momento especial.

Mario Hiriart

Poco sabía sobre el “Siervo de Dios” Mario Hiriart, schoestattiano, que cursó sus estudios en la casa de formación en Santa María. Con los relatos del Padre Martín, pudimos acercarnos a él, a su vida, a su entrega. El compromiso de conocer más de su vida es uno de los que traje como propósito de la peregrinación.

Santuario Tabor

La hermana Marcia, quien nos esperaba en Santa María, se encargó de revivir cada momento del Padre en cada una de las visitas que realizó al Santuario de Santa María, un Santuario que él mismo bendijo. Recorrimos cada lugar, desde sus aposentos, el pozo de agua desde donde compartía con los que se acercaban a conversar con él, las gradas que pisó, el altar donde celebró misas, el escritorio donde terminó de escribir la Epístola Per Longa del 31 de mayo y luego envía al Padre Tick, la cual da pie a la formación de la Obra de Familias en el Movimiento de Schoenstatt.

Las Tres Gracias del Santuario, dejan de ser teoría para entrar por cada poro de la piel. Sentirnos hijos, sí, más que nunca, porque nuestra Madre nos esperó y recibió con tanto cariño, a través de todo lo vivido, tocó corazones, cada uno de los treinta y dos corazones que llegamos a su encuentro, según lo que cada uno necesitaba en la intimidad de su ser y luego nos envió al mundo renovados, comprometidos con la misión.

Renovación del bautismo.

Los Sacramentos

Somos schoenstattianos, pero primero somos católicos. Schoenstatt es nuestra manera de vivir la iglesia de Cristo, en esta peregrinación nos reencontramos con esta iglesia peregrina y con la renovación de nuestros sacramentos volvimos a nacer, renovamos nuestras promesas bautismales, de confirmación, nuestros votos matrimoniales y todas las eucaristías que vivimos durante esos días de cielo, nos dejaron con más hambre, con el deseo de recibir la comunión no solo cada domingo, sino que más a menudo.

Gracias Padre Martín por regalarnos su sacerdocio, por vivir de esta manera tan abnegada su vocación y a través de ella regalarnos la posibilidad de recibir a Jesús dentro nuestro en la Eucaristía.

Casa Museo de Don João Luiz Pozzobom.

Don João

“Cuando entendí la Misión, mi entrega fue total”, gracias Don João por esta frase, gracias por enseñarnos a santificarnos en el trabajo, en el día a día, por hacer realidad el máximo cultivo del espíritu en el estado en que vivamos. Sí Don João, cultivaste tu espíritu como hombre de familia, esposo, padre, trabajador, usaste el trabajo como manera de santificación.

Gracias por mostrarnos con un ejemplo silencioso pero fuerte y firme que al cielo se llega a través de los Sacramentos, del Rosario y de la mano de María.

Gracias por regalar a Schoenstatt la Campaña del Rosario. La campaña del Rosario “es el corazón que late dentro del Santuario”, no en vano el Padre Fundador dio toda su aprobación a esta iniciativa.

La emoción y el aire de Santidad que se vive al ingresar a la casa museo de don João, donde un gesto tan pequeño como llevar el café cada mañana a la esposa en la cama, el conversar con los hijos en la sobremesa, el tener siempre un caramelo para los pequeños que acompañaban a sus padres hasta tu almacén, el educar a los clientes en el cumplimiento de sus palabras y el pago de sus deudas, que hombre justo, que corazón de caballero. Te hiciste llamar el burrito de la Mater, pero no hay burrito más sabio que tu. Gracias Don João Luiz Pozzobom.

Tumba de Don João Luiz Pozzobom.

Luego de mencionar estos seis aspectos de nuestra inolvidable peregrinación, solo basta decir, en Santa María lo Natural y lo Sobrenatural se vuelven uno solo. Hombres que escucharon el llamado de Dios y entendieron su misión evangelizadora, hombres que mirando el mundo Sobrenatural, tuvieron la valentía de mirar con esos mismos ojos el mundo natural, ahora entiendo porque de Santa María, “uno no regresa igual”, porque allí Schoenstatt se hace tangible, es un viaje de conversión.

La peregrinación a Santa Maria es un retiro itinerante, que lleva el alma del peregrino a las entrañas del movimiento, un lugar que encierra tanta historia, un lugar que nos llena de orgullo, un lugar al que sin dudas, se puede volver una y otra vez y te seguirá renovando en cada visita, porque no hay dos experiencias iguales, porque Cristo hace nuevas todas las cosas.

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