Son 15 las ermitas desde San Lorenzo hasta Tupãrenda. Cada 1.300 metros se las puede apreciar al costado de la ruta 2 hasta Tupãrenda.
Estas ermitas fueron lentamente conquistadas espiritualmente durante 6 a 8 meses cada una, en un periodo de 8 años.
Tras la conquista fueron construidas en la ruta de la fe, cada ermita tiene un custodio que se encarga de arreglarlas y mantenerlas activas con el rezo del rosario. En estas fechas de octubre, mes de Alianza, principalmente.
Innumerables son las personas que se acercan a estos puntos de fe silenciosa al lado del camino. Es normal ver a los que van a rendir un examen, a los que se casarán, los que dan gracias y, también, a los que traen sus pedidos.
¿Qué es una ermita?
Es un lugar de encuentro y de oración con la Virgen. Ella, nuestra Mater, sale del Santuario y se establece en las Ermitas para poder congregar a sus hijos y regalarnos lo más preciado que posee: su Hijo Jesús que sostiene en sus brazos y nos lo regala con tanta ternura. Estas Ermitas están cargadas de capital de gracias ofrecidas para que Ella se instale en ese sitio. Es también una prolongación del Santuario y un lugar de peregrinación.
La historia de las ermitas de la ruta 2 comenzó cuando se bendijo un santuario del trabajo en 1.992, que se encontraba en la zona, y como fruto de ese hecho la MTA derramó abundantes gracias y regalos. Cada ermita fue conquistada con capital de gracias en la empresa que la impulsaba.
Luego se realizó una peregrinación hasta Tupãrenda, por unos 20 km. Al amanecer los recibió una santa misa en el lugar de gracias de la Mater y luego se procedió a la bendición de la ermita. Todo acompañado de un rico terere rupá.
El domingo pasado vimos como un muchacho joven se acercó a la ermita, tocó la imagen, hizo la señal de la cruz, y siguió su camino… era un motoqueiro en el semáforo. ¡Maravilloso! Ella presente al borde del camino para sus hijos. Otro hermano nos contó que le emocionó ver a una persona de edad arrodillada y rezando frente a la ermita que se encuentra en la entrada de nuestro Santuario, sin dudas Ella cobija a cada uno de sus hijos a lo largo de este camino de fe.