En el mes de Ella no podemos dejar de lado el gran significado de nuestra alianza de Amor. Esa alianza fue la que nos hizo oficialmente parte de la gran familia de Schoenstatt, pero va más allá de ese compromiso, que también lo asumimos gustosos y a consciencia.
Va más allá porque es la promesa que le hicimos a la Mater de trabajar por su reino. Cualquier cosa que hagamos nos puede parecer insignificante, pero sin duda nuestra Madre valorará cada gesto, cada propósito y cada actitud que nos proponemos conquistar. Las madres hacen eso, festejan en grande cada pequeña conquista, cosas que tal vez para el mundo no tengan importancia, pero esas cositas son las que poco a poco nos forman.
Renovar nuestra alianza este mes tiene que ser una de nuestras metas. Estas renovaciones nos ayudan a recordar por qué elegimos libremente ser aliados. Por qué hoy seguimos aquí bajo el manto que nos da cobijamiento, por qué volvemos al sitio que nos transforma y nos envía a la misión.
Este 18 de octubre celebramos también los 40 años de nuestro Santuario Nacional de Tupãrenda ¡Qué mejor forma de hacerlo que revivir nuestra alianza desde la sinceridad de nuestro compromiso con la “Nación de Dios, Corazón de América”!
En este octubre podemos recordar cada paso que dimos al convertirnos en aliados de la Mater, ya sin las preocupaciones de ese día, y sentir cerca a nuestra Madre y esa promesa que hicimos que debe ser honrada en cada uno de nuestros actos.