Soy de la opinión de que nuestra Familia del Terruño ha dado en el blanco con la decisión de iniciar el trabajo de conquista espiritual y material de la Sagrada Familia.
Por ello -y ya que es gratis- he decidido comenzar una serie de reflexiones al respecto que iré publicando en este foro con cierta periodicidad; podrán ser en ocasiones insinuaciones que el Espíritu Santo me haga escuchar a través de ustedes o de los acontecimientos o simplemente ideas que se me crucen por la mente y con las que ustedes podrán estar de acuerdo o no; después de todo la cosa, además de gratis, es libre.
La primera consideración que hace muy apropiada a la imagen del Niño junto a María y José es de carácter simbológico por representar a todos los estamentos de la Familia del Terruño en forma que no voy a tratar aquí sino en entregas posteriores y despacito como en la repetida (e insoportable) canción de mi tocayo Fonsi.
La segunda consideración es que apunta certeramente al objeto de ataque de las fuerzas del mundo en su intento por frenar la expansión poblacional: destrozar la noción de familia.
Noten que se utiliza con maña la expresión “problemática de la superpoblación” para inducir a la mente a considerar, a priori, que el asunto es un “problema” y por ende debe ser temido y eliminado.
No niego que un exceso poblacional podrá ser caótico pero la gravedad no está tanto en la cantidad que somos y seremos, sino en la malísima distribución de tierra y recursos.
Las fuerzas dominantes en el mundo han intentado controlar la natalidad con anticonceptivos, el fomento de la guerra y el genocidio pero no han conseguido alcanzar su objetivo.
¿Su plan último cuál es? La conformación de “familias” estériles y la maternidad en soltería.
Lo primero fomentando la homosexualidad, lo que es ya pan de todos los días.
Lo segundo, desestimulando el casamiento.
Entre otras artimañas, las leyes de protección de la mujer contra el maltrato del varón -buenas y sanas por principio- ocultan lamentablemente la intención de asustar y disuadir a los hombres a quienes -en varios países- se les somete a la cárcel y al tribunal con una simple denuncia, sin presunción de inocencia.
Por su parte, las mujeres son alentadas a realizarse biológica, económina y profesionalmente prescindiendo de la compañía del varón, cosa que desde esos puntos de vista humanistas es perfectamente posible pero que, desde nuestra percepción impide la plena integración de la personalidad femenina, al carecer del contrapeso masculino.
Temas arduos y que se prestan a la polémica, ¿no les parece?
Por esto y más cosas sobre las que iré escribiendo, creo que tenemos sobradas razones para conquistar la imagen y el espíritu de la Sagrada Familia de Nazareth.