Una vez, alguien me dijo que debía escribir lo que he vivido, pero nunca se dio, temía a que no me creyeran. Pero el día ha llegado, es hora que sepan que la fuerza de seguir adelante depende solamente de la fe, de seguir creyendo que la esperanza es quien te mantiene en pie.
Tenía que creer en mí porque el futuro era incierto, ¿saben porque?, porque a veces, cuando tienes experiencias extremas, aprendes muchas cosas.
En aquel viernes lluvioso del 15 de junio del 2013, mi vida dio un vuelco a toda existencia y no solamente la mía sino la de mi familia, en la casa éramos cinco, papá y mamá, mi hermano mayor Cristhian, el menor Roney y yo del medio.
La madrugada del 15 mi mamá recibe una llamada de un número desconocido, atiende y era un oficial de policía, informándole que mi hermano mayor Cristhian se había accidentado, pero que lastimosamente no sobrevivió, mamá entró en una crisis de llanto y gritos, en ese momento papá quien era más fuerte, agarró el teléfono para saber que realmente estaba pasando. Mamá estaba desesperada.
Mientras todo eso pasaba abajo, yo entre mi sueños escuchaba sus gritos, parecía que mi hermano me avisaba que estaba partiendo, antes que mi hermano menor abriese la puerta yo ya me había levantado, lo primero que grite fue: quien le quitó la vida a mi hermano con una rabia inmensa.
Al bajarme le encontré a mamá destrozada, yo seguía sin creer todo lo que estaba pasando, solo esperaba que mi hermano estuviera vivo en un hospital esperándonos con los ojos abiertos.
Fuimos al lugar; al ver su pie bajo esa sábana blanca ya empecé a llorar por dentro, lo que menos quería era que mamá sufriera, le agarraba fuerte y en ese momento me venía en mente todo lo que había compartido con él, desde cuando jugábamos en el barro de chicos hasta cuando nos desafiábamos al llegar del trabajo a ver quién era el mejor en ping pong, me vinieron en mente miles de recuerdos.
INCONSCIENCIA
El accidente fue por causa de un borracho irresponsable al volante. Mi hermano estaba esperando colectivo, y lo atropellaron, el semáforo callo encima de su cabeza dejándolo sin vida en ese mismo instante.
Mi hermano era alguien ejemplar, estaba en su último año de Ingeniería en informática, ya tenía su propia empresa en casa, dormía poco y trabajaba mucho, era una persona muy sacrificada.
Como seguir con la vida con todo ese dolor que estábamos pasando. Él era como mi papá, me aconsejaba siempre, desde chico siempre me ayudaba, era mi mejor amigo, Cristhian era todo para mí.
OTRA GRAN PRUEBA
En ese tiempo entre en un estado en que no necesitaba de Dios, pero la vida puede ser más corta de lo que pensamos, a los 2 meses entré en cirugía por peritonitis aguda, estuve a punto de partir, si no era esa noche la operación por urgencia capaz sea otra nueva historia y no estaría contándoles hoy todo esto.
Estuve 10 días con sondas en la nariz, con oxígeno, no hablaba y tenía una herida de 13 puntos. En esas noches observaba atentamente como mamá no perdía la fe por más que haya perdido a un hijo, a su primer hijo.
Tenía un rosario y a la virgen en todo momento. Me puse a pensar, porque Dios nos eligió para sufrir y no para ser felices. Pero lo único que me vino a la mente en ese momento fue, agradecer a Dios por seguir vivo y que si él tiene un propósito para mí que sea extraordinario.
UN SUEÑO REPENTINO
Al salir del hospital, llegue a casa con poco movimiento, muchos medicamentos que me hacían dormir profundamente, en una de esas noches, soñé con mi hermano, fue raro, porque no soy de soñar.
Recuerdo que estaba en una cancha de futbol con gradas, miraba alrededor porque no entendía dónde estaba sentado, era como si fuese que estaba en vivo ahí y bien despierto, en mi sueño vi a los ex compañeros de colegio de mi hermano, estaban muy alegres, riéndose, pero ellos no me veían, fije la mirada hacia el arco y estaba mi hermano detrás de las vallas del arco haciendo muecas a sus amigos, él era una persona conocida por ser divertido, saber hacerse amigos de personas imposibles y hacerle cambiar de actitud.
Cristhian llevaba puesto una campera roja del trabajo y al verme me llama para que vaya junto a él, en un parpadeo ya estábamos juntos, sorprendido le abrace, lo sentí perfectamente, hasta su abrazo, le pregunté dónde se había metido que en casa le estábamos esperando, se tiró un risa y me dijo: caminemos un rato y hablemos, yo le pregunte, si el cielo es como siempre veíamos en las películas o había algún paraíso o algo así, si ya le vio a Jesús, a Dios o María, el solo se reía y me dijo que es una etapa larga para llegar hasta el cielo, pero que tiene amigos con quien compartir hasta llegar allá, que no me sienta solo en donde estoy.
Paramos de caminar y me miró fijamente y me encargó que le cuide mucho a mamá a papá y mi hermano. En eso empezó a desaparecer el largo caminero, miraba alrededor y era un lugar boscoso de color naranja con verde, parecía ser que estaba atardeciendo, de repente brilló una luz blanca, súper fuerte, miró la luz y me dijo que yo llegaba hasta ahí y que era tiempo que él continúe, no entendía qué pasaba, quería seguirle, me paso la mano y dijo de nuevo: cuídate y cuídalos a todos allá y me desperté sin entender dónde estaba.
UN GRAN LUCHADOR
Papá tenía cáncer ya mucho antes del fallecimiento de mi hermano, estuvo luchando 7 años con tratamientos oncológicos, pero cuando falleció mi hermano el decayó anímicamente.
Nunca nos demostraba nada de sufrimiento, pero cuando estaba solo -por el campo- le pesaba, dos años después falleció. Nos preparó durante esos años para seguir adelante y ayudar a mamá en la casa, para que sea cada vez más fuerte.
Hoy, que la luz de sus ojos se ha apagado, nos queda en la memoria y en el corazón los mejores momentos de SUPERACIÓN, LUCHA, RECTITUD Y FORTALEZA que seguiremos como ejemplo hasta el fin.
Este es mi testimonio de vida, y les confieso que como cristiano aún tengo problemas en mi día a día, pero trato de resolverlos lo mejor que se pueda. Sé que nada de lo que haga va ser perfecto pero Dios y la Mater solo quieren que ame y sea fuerte para seguir ayudando a quien lo necesite.
A veces me pongo a orar, y tampoco soy frecuente pero sé que cuando lo hago Dios cumple, y eso me demostró haciendo que pueda volver a ponerme de pie y guiándome para terminar la universidad, sé que mi hermano y papá estarían orgulloso.
Con todo lo que trate de abandonar a Dios, él sigue ahí más vivo y en una llama interminable. Me muestra el camino, por eso me anime y arriesgue a estar más cerca de la Mater porque ella quiere que crezcamos de acuerdo a su plan y propósito, el mejor regalo que me dio fue poder sellar la Alianza de Amor y dejarme estar junto a ella a pesar de todo.