Consagrarle todo a la Virgen fue quitarme una gran mochila

Resulta un tanto difícil definir de qué manera y cuándo exactamente la Mater me conquistó, o cuáles son los momentos en que ELLA obró en mi vida. Ya que ELLA tiene sus caminos y sus planes, que hasta un tiempo atrás yo a veces me resistía aún a seguirlos dejándome guiar por el Espíritu Santo. Pero la verdad es que llega un punto en donde te das cuenta que el plan de Dios es absolutamente perfecto y si además te dejas moldear por la Virgen, todo es más fácil. 

Contextualizando un poco en tiempo, yo llegué al Santuario Joven, como muchos de ustedes, invitada por un amigo, sin tener mucha idea a qué venía realmente, más que íbamos a una misa en donde se ponía por encima de todo a la Virgen y ya. 

De esa primera misa, aparte del ambiente de fiesta que reinaba en la explanada y en los jardines del Santuario, se quedó en mi corazón la oración cantada de consagración, cada palabra que en ella estaba escrita, era lo que yo necesitaba decirle a «alguien» en aquel momento, yo tenía apenas 19 años y me acababa de enterar que perdí mis dos riñones, de hecho llevaba unas pocas semanas en tratamiento de diálisis. Así que se imaginarán que entregarle y consagrarle todo a la Virgen fue quitarme una gran mochila de encima. 

Mi camino junto a ELLA es algo largo, porque al día de hoy tengo casi 40 años, una profesión, un marido que amo con toda el alma y un pequeño milagro de 7 años. Estoy en la candidatura para la Federación de Familias, entre otras cosas que me encanta hacer dentro del Movimiento. Sin embargo, les quiero dejar una anécdota, una de las tantas que marcó un antes y un después. 

Unos días después de la primera misa, me tocó ir a cambiarme un catéter, el procedimiento debería de haber sido rápido, no más de 20 minutos, pero algo salió mal, el catéter se rompió y comenzó a migrar hacia mi corazón, por supuesto los médicos y enfermeros se alarmaron, porque existía la posibilidad incluso de que me muera ahí, la cosa es que me llevaron a otra sala, a un quirófano específicamente, yo sentía mucho miedo, porque aunque no me explicaban bien podía percibir la gravedad del tema. 

Y en ese momento de profunda soledad y temor, en el que estaba rodeada de personas que luchaban por mantenerme viva, mire hacia el frente y vi un cuadro pequeñito de la Mater, fue entonces cuando comprendí que en la vida, somos nosotros y los de arriba, ahí estaba yo una vez más entregándole mi vida y diciéndole que tenía muchas ganas de vivir más tiempo, le prometí que si me concedía eso yo iba a honrar la vida. 

Y así fue, la Mater como abogada mía intercedió ante el Padre Dios y este me regaló hasta ahora 20 años más, yo solamente espero seguir viviendo como prometí que lo haría.

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